jueves, 25 de junio de 2009

La corrida del telón

Al correrse el telón, y he de aclarar, que no por el caprichoso resultado del alivio manual de un tramoyista pervertido, comienza la exposición.
Las lámparas de la sala guiñan sus ojos a los espectadores mientras llega a su fin la última pieza de la banda del murmullo, empujando a los presentes a experimentar la paradoja de sentir, en la ausencia de los sentidos.

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